Sobre los hábitos

Los hábitos pueden convertirse en tu peor enemigo. Sobretodo si son hábitos bonitos, como preocuparse y estar pendiente de alguien. Digo que pueden convertirse en enemigos porque su regularidad los pasa de detalles bonitos a obligaciones impuestas (auto-impuestas, en este sentido). El fallar una obligación como lo es tu hábito, sin importar la gravedad del error, mina la confiaza de esa persona que se beneficia de él.

El hacer hábito una acción es el inicio de una serie de errores que comienza por convencer a la otra persona que, de no hacerse, tampoco se harán otras acciones. En una relación, si te acostumbras a llamar por teléfono a tu pareja, el día que no lo hagas tu pareja te lo hará saber. Pero no solo eso: si se deja pasar suficiente tiempo, tu pareja creerá que es tu obligación y te obligará a cumplirla (en este sentido, ya deja de ser auto-impuesta, porque alguien más te está obligando). Te obligará mediante reclamos y chantaje emocional. Te dirá que no es tu obligación, pero si no lo haces, empezará a compararte con tu pasado reciente, que es el que hacía eso que fallaste en este momento. Le enseñarás a tu pareja a compararte con otras supuestas versiones de ti mismo (aunque para ti nada haya cambiado). Se crearán intrigas y se atribuirán a razones que tal vez no tengan nada qué ver, pero que para la causa, serán las culpables de tu falla. Y será, en definitiva, un deterioro a la relación.

Llegado a este punto, es triste saber que el daño ya está hecho y volver atrás (el dejar de hacer esas acciones) representaría también un daño a la relación. También es triste saber que tu relación se estancará porque para tu pareja, ya tocaste el punto más alto, y si fallas te estarás situando por debajo de ese punto. Las relaciones se superan y evolucionan, cuando dejamos de mirar atrás, dejamos de comparar, y empezamos a vivir cada momento como una sorpresa. No es el hecho de ser impredecibles, porque tarde o temprano, hasta la impredicibilidad se convierte en hábito. Es tratar de comprender cada acción como un acierto, es saber que cada acción que mi pareja hace le cuesta esfuerzo. En vez de fijarnos cuando falla, celebrar y agradecer cuando acierta. Lo que es más, dejar de pensar en fallas. Cuando fallo a un compromiso conmigo mismo, me siento mal y lo intento enmendar, o lo dejo morir. Pero cuando creo que los demás me han fallado, no solo me lleno de rencor contra ellos, sino que doy por hecho que yo no me equivoco y que mis compromisos no son nada comparados con los que los demás tienen para conmigo.

La vida es una serie de sucesos, somos nosotros los que los catalogamos en buenos y malos, y nos dejamos afectar por ellos. Si les quitamos la moralidad que les impusimos y los tratamos como lo que son, sucesos, es cuando veremos cuán provechosos son para nosotros, y qué tanto nos pueden hacer crecer.

**

Perdón por hacer este post tan impersonal. Creo que es un asunto que va más allá de nosotros dos. Recuerda que la felicidad no es un fin, es un medio. No persigamos la felicidad, vivamos en ella.

Published in: on febrero 19, 2013 at 8:33 pm  Deja un comentario